Una de las creencias infundadas que se leen frecuentemente en las redes sociales dedicadas a temas esotéricos es la de que "somos energía", y como la
energía no se crea ni se destruye, entonces seguiremos existiendo después de la muerte del cuerpo. Es decir, como consecuencia de la
ley de la conservación de la energía, tendremos vida eterna o nos reencarnaremos, según sea la creencia específica.
Efectivamente, nuestros cuerpos contienen energía, pero somos
mucho más que eso: los átomos que componen nuestros cuerpos están
organizados en células, neuronas y cerebros.
Afirmar que "somos energía" es una simplificación tan extrema y falaz como decir que "un automóvil es energía". Las miles de partes componentes del vehículo contienen energía, la cual se conserva si lo desarmamos completamente y almacenamos las piezas en una bodega, pero en tal caso el automóvil ya no existe.