Imposibilitados de aportar evidencia convincente a favor de la existencia de sus dioses personales, algunos apologistas religiosos abusan de los términos
Big Bang y
singularidad. Sus "imprecisiones" son similares a las de los clérigos que "confunden" distintas acepciones de la palabra
fe: tener fe en las propias capacidades es una gran ayuda para lograr los objetivos propuestos, y por lo tanto un rasgo deseable en una persona, pero ese tipo de fe no tiene relación con la
fe religiosa, que no es más que un conjunto de creencias en seres incorpóreos e historias fantásticas sin evidencia proporcional, y por lo tanto, irracional.