Autor:
Riskov
Toda disciplina que se precie tiene su garbanzo negro, su antítesis, la cual pretende ser convincente utilizando el buen nombre de su disciplina correspondiente.
Muchos ya conocemos bien la
pseudociencia, tantas veces avisados de sus malas artes. En ella, se puede llegar a las conclusiones deseadas seleccionando exclusivamente los datos favorables, ignorando todo aquello que las contradigan y evitando comprobar su coherencia con el conocimiento aceptado.
Como punto de partida, tanto la ciencia como la pseudociencia emplean el método científico; pero ahí terminan las similitudes. Porque, después, la pseudociencia se salta todos los puntos necesarios de dicho método para arribar con éxito al resultado deseado y predeterminado.
Mientras la ciencia observa el mundo, obteniendo multitud de datos para llegar a una conclusión lógica, necesariamente coherente con el resto de disciplinas, la pseudociencia parte de la conclusión deseada y, para justificarla, recopila los datos favorables, muchas veces fuera de contexto. Es decir, ambas caminan en sentido contrario.