Autor:
Bernat
La inteligencia se puede definir escuetamente como la capacidad para resolver problemas. Para ello, la inteligencia interactúa de forma sinérgica con el conocimiento que, a su vez, otorga poder para saber las causas de los problemas y darles una solución. El poder del hombre se basa en sus descubrimientos que le permiten desarrollar, a su vez, tecnología y ésta es el brazo ejecutor que le otorga todo el poder que hasta ahora tiene el ser humano.
La inteligencia surge en los seres vivos que, llenos de necesidades, se ven forzados a satisfacerlas bien a través de instintos, bien a través de una inteligencia que se desarrolla por evolución en la misma proporción tanto a la cantidad de necesidades como a la categoría de las mismas.
El hombre, como poseedor de una inteligencia sin parangón, ha ido evolucionando a partir de dicha inteligencia hallando conocimientos y experiencia que le han permitido superar muchas dificultades. Los conocimientos incorporados han sido a base de estudiar la materia en todas sus vertientes, tanto la exclusivamente física, como la orgánica. De ahí, surgen todas las disciplinas científicas como las ciencias naturales, las psicofísicas, las neurológicas, etc, por medio de las cuales, el hombre se ha abierto camino hacia la resolución de sus necesidades. Todo el estudio, por tanto, es sobre la materia y sus emergencias entendidas como los productos derivados de la materia que no son propiamente materiales, pero sí dependientes de ella.