La aparente "crueldad" de la selección natural y sus efectos no lleva a la conclusión de que no hay Dios. Sin embargo, como señaló Darwin, es difícil reconciliar el sufrimiento causado por la selección natural con la creencia en una deidad infinitamente buena y omnipotente. Sabemos que es difícil porque se ha intentado muchas veces, y ninguna ha sido particularmente exitosa. El intento de responder al problema del mal sin renunciar a Dios se denomina teodicea. A continuación se intentará "salvar a Dios" mediante nueve teodiceas.
1. El mal no es real; es una ilusión. Pensamos que hay maldad en el mundo, pero nos equivocamos al respecto.
Aún si el mal fuera una ilusión, sería una ilusión desagradable. Además, ¿qué sentido tiene decir que un estado subjetivo (como el dolor o la angustia) es solo una ilusión? Como cualquier estado subjetivo, el sufrimiento existe en la medida en que se experimenta. Si es experimentado, es real. Incluso el dolor psicosomático es un dolor real, aunque solo sea causado por factores psicológicos. ¿En qué sentido podría el sufrimiento ser una ilusión?
2. El mal es simplemente la ausencia de lo bueno, así como una sombra es simplemente la ausencia de luz.
Si consideramos el dolor a nivel neurológico, vemos que no es simplemente la ausencia de activación de zonas del cerebro involucradas en el placer o la felicidad: implica la activación de áreas del cerebro que evolucionaron específicamente con el propósito de producir dolor. Tanto "el mal es la ausencia del bien", como "el mal es mera ilusión", se asemejan a una ilusión.
3. El bien solo puede ser apreciado en relación con el mal. La miseria conduce a una mayor apreciación de la felicidad, y la fealdad a una mayor apreciación de la belleza.
¿Sería posible experimentar placer si no se pudiera experimentar dolor? Sí, porque los circuitos cerebrales que generan la sensación de placer son en gran medida independientes de los que generan la del dolor. De hecho, algunas personas nacen sin la capacidad de sentir dolor, pero aún pueden experimentar placer. Además, debería ser posible crear un cerebro capaz de apreciar la belleza pero no la fealdad, el placer pero no el dolor, la felicidad pero no la miseria.
Aún así se podría argumentar que Dios creó el mal para mostrar y resaltar el bien. Desafortunadamente para el teísta, también se podría argumentar que Dios es malvado y creó el bien para mostrar y resaltar el mal. Ambos puntos de vista son igualmente consistentes con la evidencia, y por lo tanto, ninguno debe ser favorecido sobre el otro.
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Dios lanzando niños al fuego |
La principal objeción a esta idea es que los bebés y los animales no humanos a veces sufren horriblemente a pesar de que no son agentes morales y, por lo tanto, son incapaces de "pecar".
En cuanto a la afirmación de que los desastres naturales son advertencias de la divinidad, ¿no sería mejor que Dios realizara milagros ocasionales y no ambiguos, en lugar de hacer daño de una forma que podría ser fácilmente explicada en términos naturalistas?
5. El mal es la obra de Satanás; Dios no es responsable.
Mientras que algunos afirman que el mal es un castigo por nuestros pecados, otros lo atribuyen al Diablo. Pero, ¿por qué un Dios omnipotente no puede detener a Satanás? Se podría negar que Dios es omnipotente y afirmar que existe una lucha genuina entre Dios y Satanás. Pero la mayoría de los teístas modernos sostiene que Dios es un ser supremo, superior a Satanás. Por lo tanto, esta teodicea falla. Dios podría detener a Satanás si así lo deseara. ¿Por qué no lo hace?
6. Las recompensas del cielo son tan grandes que superan el sufrimiento de la vida terrenal.
Primer punto: ¿qué pasa con los animales no humanos? ¿Los animales no humanos que sufrieron a lo largo de la historia evolutiva han recibido compensación divina? ¿Hay una compensación divina para todos los gorilas sacrificados para que sus manos pudieran usarse como ceniceros, o todos los tigres sacrificados para que sus penes pudieran ser usados como afrodisíacos que no funcionan? ¿Existe una compensación divina para todos los miles de millones de animales criados y sacrificados en las granjas industriales cada año?
Segundo punto: incluso si la respuesta a todas esas preguntas fuera "sí", ¿cómo podría ello excusar o explicar el mal, o reconciliarlo con la existencia de un Dios omnibenevolente y todopoderoso? Si un padre golpeara brutalmente a su hijo, no eliminaría su abuso regalándole paletas de caramelo. Lo mismo aplica a Dios. Además, dado que la mente depende del cerebro, la mente no podría sobrevivir a la muerte del cuerpo y, por lo tanto, no podría existir un Cielo para disfrutar después de la muerte. En consecuencia, si hay un Dios, él ha creado seres que pueden sufrir pero que no pueden obtener una recompensa compensatoria después. El problema del mal permanece.
7. Las manos de Dios estaban atadas. No tenía más remedio que crear el mundo de la manera que lo hizo.
Según los defensores de este punto de vista, simplemente no era posible crear un mundo en el que el bien existiera pero el mal no. Este es el único mundo lógicamente posible, o alternativamente, como lo proclamó Leibniz, es el mejor de todos los mundos posibles: el mundo con el equilibrio óptimo entre el bien y el mal. Una vez más, esta teodicea no es convincente en última instancia. Puede sonar plausible solo porque nos falta la imaginación necesaria para pensar en mundos alternativos, pero ese problema no debiera afectar a Dios. Como muchas teodicieas, esta subestima la omnipotencia divina. Además, si el mal fuera inevitable en todos los universos posibles, se podría preguntar por qué Dios eligió crear el universo.
8. El dolor y el sufrimiento provienen de un sistema de alerta evolucionado sin el cual no podríamos sobrevivir. Aunque estos estados están lejos de ser agradables, alejan a las personas y otros animales de fuentes de daño potencial.
El principal problema con esta teodicea es que no todo el dolor sirve como advertencia: en muchas ocasiones las advertencias son inútiles. Para un ciervo que muere lentamente en un incendio forestal, asustado y solo, ya no hay ningún beneficio adaptativo en la experiencia del dolor; sin embargo, el sistema de dolor del venado continúa funcionando perfectamente hasta el final. El dolor es gratuito, y son el dolor y el sufrimiento gratuitos los que desafían más persuasivamente la existencia de Dios.
9. Los fines justifican los medios. A pesar de todo el inimaginable sufrimiento que ha causado, la selección natural está justificada porque, en última instancia, culminó en seres humanos, una especie que se asemeja a Dios, capaz de comprender y adorar a la deidad y de elegir libremente acciones virtuosas.
Esta es una teodicea común entre las personas que intentan cuadrar la evolución con la existencia de un creador benevolente. Desafortunadamente, también es otro callejón sin salida. Si el proceso evolutivo fue diseñado para producir nuestra especie, el precio fue el sacrificio de la mayoría de las formas de vida que han existido. ¿Cómo podrían justificarse la muerte y el sufrimiento de millones de especies en términos del bien de una sola? Seguramente un Dios omnipotente podría encontrar otra forma mejor de crearnos.
Además, ¿qué nos hace pensar que somos tan geniales de todos modos? Bertrand Russell comentó lo siguiente al respecto:
Desde que la evolución se puso de moda, la glorificación del Hombre ha tomado una nueva forma. Se nos dice que la evolución ha sido guiada por un gran Propósito: a través de millones de años en que solo hubo limo, o trilobites, a través de la época de los dinosaurios y los helechos gigantes, de las abejas y las flores silvestres, Dios estaba preparando el Gran Clímax. Por fin, en la plenitud de los tiempos, produjo al hombre, incluidos especímenes como Nerón y Calígula, Hitler y Mussolini, cuya gloria trascendente justificaba el largo y doloroso proceso.
Traducción condensada del libro Darwin, God and the Meaning of Life de Steve Stewart-Williams.
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