2021-03-22

287.- Un ser perfecto, todopoderoso, justo, omnisciente y omnibenevolente


Autor: Riskov

El cristianismo predica una deidad absoluta, con características supremas, lo máximo imaginable:
  • Es perfecto.
  • Es eterno.
  • Es infinito.
  • Es todopoderoso.
  • Presenta la suprema justicia.
  • Es omnisciente.
  • Es omnibenevolente.

Es lógico deducir que una religión pretenda que su deidad sea suprema, insuperable, hasta llegar incluso a lo irracional. Vamos a analizar esto.

Es todopoderoso, cualidad por la que puede actuar de manera ilimitada. Sin embargo, es omnibenevolente, por lo que solo puede actuar bien. ¿Puede hacer algo negativo, malo? ¡No, es Dios! ¡Es perfecto, todo lo que hace es bueno! O bien es todopoderoso y entramos en un dilema sobre si puede hacer el mal manteniendo la virtud de la perfección o bien es mediopoderoso y solo puede hacer el bien. Incluso podemos profundizar más: si solo puede hacer lo correcto su capacidad de acción es muy limitada, incluso nula; solo podría tomar la mejor decisión, la cual estaría determinada.

Encarna la suprema justicia, cualidad por la que premia o castiga en exacta correspondencia a las acciones realizadas (y sus intenciones, supongo). Sin embargo, es omnibenevolente, por lo que solo premia. Es inimaginable que pueda castigar mostrando virtud de omnibenevolencia. ¿Pero si todo es benevolencia, como puede ser perfectamente justo? Además, no es menester recordar cada uno de los muchos pasajes bíblicos donde Jehová ordena castigar, incluso con genocidios.

2021-03-06

286.- Dios, el libre albedrío y la imperfección


Autor: Bernat

Cuando se le pregunta a un cristiano, sobre todo católico, por qué Dios no creó al hombre perfecto, se contesta que, si Dios hubiera hecho eso, el hombre sería también Dios, y no puede haber más que un sólo Dios. Según esa contestación, está claro que Dios hizo al hombre imperfecto, por lo que cabe esperar comportamientos imperfectos del hombre.

¿Por qué, entonces, Dios exige el cumplimiento perfecto de las leyes divinas bajo amenaza de castigos eternos? ¿Cómo, Dios, exige perfección a lo imperfecto? La solución está en el libre albedrío. Dicha capacidad, según la teología, permite al hombre elegir libremente entre el bien y el mal, por lo que es responsable y culpable de sus actos. O sea que, por un lado, tenemos a un ser imperfecto, pero, por otro, tenemos una capacidad que le hace responsable de elegir de forma errónea como es elegir el mal. De ello, se deduce que el libre albedrío es una capacidad imperfecta al permitir cometer el error de poder elegir el mal. Pero se objetará que esa elección es libre por lo que es culpable del acto que cometa, y así entramos en un bucle sin fin.