2021-09-25

303.- ¿El virus de la fe?


Autor: Riskov

¡Qué cantidad de población ha adoptado una creencia religiosa! Sin duda, forman una mayoría abrumadora. Es de destacar que más del 90% de ellos (no dispongo de datos precisos pero es notorio) ha adoptado la creencia de sus padres. ¿La gente ha elegido libremente, sin condicionantes, entre la vasta oferta de credos? Bien parece que no; se trata de herencia casi siempre.

Por lo tanto, tenemos una mayoría de población creyente en alguna religión por haber sido enseñados, adoctrinados, de pequeños. Y ya hemos ido viendo en conversaciones anteriores cómo las creencias religiosas se blindan contra el razonamiento para mantenerse en pie.

Tenemos un conjunto de ideas obtenidas por herencia que se mantienen contra todo razonamiento. Son ideas que se propagan por inercia cultural y se quedan fijas mayoritariamente, condicionando la forma de pensar de las personas implicadas. Funciona de forma similar a un virus. Al no tratarse de un virus biológico, algunas personas (Richard Dawkins es uno de los promotores) le han dado la denominación de "meme".

2021-09-10

302.- La chapuza más grande contada al hombre


Autor: Bernat

Es alucinante pensar que la supuesta "verdad" sobre Dios depende de interpretaciones tan subjetivas como irracionales de unos cuantos "expertos" en descifrar la mente de Dios. Pero, más curioso es que, por una parte, se afirme saber cuál es esa voluntad divina y, por otra, que se diga que "los caminos del Señor son inescrutables" o que "la mente del Señor es inalcanzable".

Esa ambigüedad ha hecho posible dirigir a las masas por parte de las jerarquías eclesiásticas, domeñándolas como rebaño ingenuo. Así, si se pregunta por la voluntad de Dios se contesta: "doctores tiene la Iglesia", pero si se pregunta algo que es incomprensible ante los ojos de la razón, como es el problema del mal, se contesta con la ya señalada evasiva ya citada acerca de la inescrutabilidad de los caminos del Señor.

De esa forma, los dirigentes de la Santísima Iglesia acomodan sus interpretaciones –que valen tanto para un roto como para un descosido- a sus intereses espurios, manejando a su antojo toda la masa de creyentes aplicando tácitamente el "haz lo que yo digo, pero no lo que hago".

Da pánico pensar que nuestra vida eterna está en manos de unos intérpretes que no se ponen de acuerdo entre ellos. ¿Os imagináis qué sucedería si en pleno vuelo comercial supierais que quienes pilotan el avión no son pilotos, sino dos simples ciudadanos que leen el manual de instrucciones del avión e interpretan cada uno por su lado el modo con que se maneja el aparato?