y que fue sepultado, y que resucitó al tercer día, conforme a las Escrituras;
y que apareció a Cefas, y después a los doce.
Después apareció a más de quinientos hermanos a la vez, de los cuales muchos viven aún, y otros ya duermen.
Después apareció a Jacobo; después a todos los apóstoles;
y al último de todos, como a un abortivo, me apareció a mí.
Muchos apologistas usan el texto anterior como evidencia de la resurrección de Jesucristo. Después de todo, ¿cómo podrían 500 testigos estar delirando o mintiendo?
Bueno, el argumento es tan estúpido, que da algo de bochorno gastar unos minutos rebatiéndolo. Para compensar, lo haré mediante una analogía que espero sea graciosa.