Autor: Riskov
Entendemos que un ciudadano que forma parte de la comunidad científica debe ser un ciudadano plenamente integrado en la sociedad.
Lo que caracteriza a la comunidad científica es su profesión; debido a ella sus miembros deben poseer características tales como estudios avanzados, capacidad de trabajo en equipo, familiaridad con la discusión de conceptos, enfoques, métodos, resultados e interpretaciones, rigurosidad en las tareas, la comprobación de estudios, la remisión a las fuentes y la precisión… y todo ello con mente abierta, considerando las diferentes alternativas, evitando al máximo los sesgos e identificando los posibles errores cometidos. Aunque, como ya sabemos, nos encontramos con excepciones para todo.
Es normal que una persona que dedique su jornada laboral a estos menesteres tenga las anteriores características asumidas y las emplee también en su vida cotidiana, "fuera del laboratorio".
Al fin y al cabo, hemos enumerado características propias del escepticismo ilustrado, una forma de pensar y actuar muy recomendable para toda la ciudadanía. Pero, cada vez más lejos… La ciudadanía se aleja.
Nos encontramos en la época con mayor instrucción pública y mayor acceso a la cultura; podríamos pensar que esto va a conseguir un incremento cultural en la población, con la consiguiente adopción de los valores enumerados anteriormente.
¿Es así? No.
El pensamiento con base supersticiosa y pseudocientífica está invadiéndonos, es algo que podemos palpar y respirar en nuestras calles y redes sociales. Y un requisito de la superstición y de la pseudociencia es desconfiar de la comunidad científica.
Ese ciudadano científico que hemos señalado se sentirá cada vez más solo intelectualmente conforme una mayor cantidad de población derive hacia los valores culturales contrarios.
Este fenómeno ya era patente y acusado en Estados Unidos, donde la comunidad científica forma parte de una élite intelectual poco comprendida por el resto de la población. Richard Dawkins cita una encuesta a los miembros de la prestigiosa Academia Nacional de Ciencias de EEUU, según la cual, el 93% no cree en dioses personales. Sin embargo, en otra encuesta a nivel de toda la población de EEUU, la característica de ser ateo provoca el rechazo a confiar en un candidato a la presidencia, por encima de ser musulmán e, incluso, de haber cumplido condena en prisión. De hecho, en todo el Senado y la Cámara de representantes solo había un miembro que había declarado su no creencia (al menos en la legislatura en que Dawkins lo escribió).
Ya tenemos constancia del nivel cultural del ciudadano medio estadounidense y lo lejos que se encuentra de comprender la forma de pensar de un científico (lo cual no significa que no lo admire como élite que es y los resultados que consigue). No obstante, el problema que se nos plantea es que en Europa estamos copiando ese mal hábito. "La vieja Europa", como también se la reconoce, con su parte positiva de reserva de la cultura occidental y cuna de la filosofía.
Cada vez se escuchan más frases tales como: "los científicos no tienen el monopolio de la verdad", "los científicos están interesados en tapar…", "la ciencia no es la única manera de descubrir la realidad", "yo sé que esto es verdad porque lo he visto", "a mí me funciona", "los científicos no quieren saber…", etc.
Estas coletillas no carecen completamente de razón; el problema es que se utilizan para justificar que la pseudociencia es razonable. ¿Y cómo podemos entender que esta se incremente dentro de una población con un mayor acceso a la cultura?
Esta paradoja da lugar a escenas tales como una celebración donde el defensor del método científico deba guardar silencio cuando los amigos de las supersticiones se expresan con vehemencia creciente. La escena es tanto más curiosa si tenemos en cuenta que los sentados a la misma mesa compartieron estudios años a… ¿No os ha pasado algo parecido? Y, claro está, el que conoce el tema en cuestión y utiliza el método racional es tachado de cientificista, expresión que lanzan aquellos que pretende validar vías alternativas a la racional y en su interior imploran: ¡déjame creer!
¿Qué ha sucedido para llegar a esto? En anteriores entradas de este mismo blog se han tratado diversos aspectos de este tema para intentar comprender esa parte de la psicología humana: atajos cognitivos, atracción por las respuestas sencillas, necesidad de esperanza, de consuelo, de tener respuestas claras, de ser más sabio que el resto, ignorancia de nuestros sesgos, preponderancia de la emocionalidad, etc.
Lo cierto es que en Europa también caminamos hacia un mayor distanciamiento entre estas formas de pensar, incluso dentro de un mismo nivel de estudios universitarios. Los defensores del método científico, los escépticos ilustrados, están llamados a formar parte de la élite que, como toda élite, es minoritaria.
Un problema añadido es que buena parte de esa tendencia proviene de capas jóvenes con estudios, que están compensando el alejamiento de creencias religiosas tradicionales con creencias espirituales New Age, naturalistas extremas y afines.
Quizá la falta de esperanza de la juventud dentro de un sistema político-social decadente (muy probablemente todo el siglo XXI será de lenta y casi dulce decadencia en Occidente), quizá el vacío que dejan las religiones tradicionales, quizá el excesivo concepto de libertad ha desorientado al individuo, quizá…
Nota: he empleado superstición y pseudociencia indistintamente en esta disertación porque, aunque no son lo mismo, tienen una relación que las hace hermanarse dentro del tratamiento que hemos dado en este tema.
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- 189.- ¿Por qué es necesaria la cultura?
- 182.- Coincidencias en sucesos; de cómo la mente relaciona
Son reflexiones provenientes de una experiencia real que me dejó pensativo. Mal vamos como sociedad si tomamos como natural esta forma de pensar.
ResponderBorrarEnseguida tendremos las propuestas electorales de todos los partidos en España y seleccionaré las que se refieran a religión. Queda pendiente...
Un ejemplo de lo dicho, esta vez en el Parlamento Europeo: la eurodiputada Lidia Senra, apoyada por su grupo parlamentario, propone cuestiones tales como:
ResponderBorrarhttps://www.lavozdegalicia.es/noticia/sociedad/2019/03/23/lidia-senra-cree-xunta-debe-convencer-obligar-vacunar-bebes/00031553342960785264265.htm
https://www.20minutos.es/noticia/3599337/0/eurodiputada-lidia-senra-insta-comision-europea-incluir-sensibilidad-quimica-lista-enfermedades/
Me parece que hay una inversión "popular" de lo que se entiende por teoría y ley en la descripción científica que haces. La ley es una observación particular de la relación entre causas y efectos que se descubren y son invariables en el tiempo y el espacio. La teoría explica por qué se dan esas leyes y la relación entre esas leyes y otras dentro de una teoría.
ResponderBorrarLa teoría, en este caso, se utilizaría en el proceso de ir puliéndose a sí misma hasta alcanzar mayores grados de exactitud.
Como anécdota, recuerdo a un pastor adventista, profesor de ciencias naturales (espero que sólo dentro de su secta), que predicaba que él creía en la ley de gravedad porque era ley (como si fuera un mandato jurídico), pero mientras la teoría (en el sentido de conjetura) de la evolución no fuera ley, él no tenía por qué creerla.
No es descabellado que aún las capas más cultas de la población descrean de la ciencia, cuando la filosofía europea de los últimos años pone a la ciencia como un discurso más, dentro de los muchos discursos posibles.
ResponderBorrarPara qué mencionar que, generalmente, la seudociencia apela más a la emoción que al "frío" método científico.
Me gustan los posteos de este blog. Habría que ver si además de descripciones de los hechos, también se pudieran exponer algunas explicaciones de por qué esto es así, tratando de entender las causas sin pensar solamente que la gente es tonta.
Una de las causas de la proliferación de creencias infundadas o derechamente tontas, como la de "la Tierra plana", "el hombre nunca fue a la Luna" y "la vida después de la muerte" (sin cerebro, nada menos), podría ser la enorme popularidad de redes sociales como Twitter y Facebook que incentivan la publicación de "memes" y comentarios con frases cortas, sin argumentación, sin respaldo empírico, simplemente para conseguir "likes" e incrementar el número de "amigos".
ResponderBorrarSi bien esas redes ofrecen a casi todo el mundo la posibilidad de expresarse libremente, actúan también como repetidores de estupideces y como agujeros negros que devoran el tiempo libre de la gente apartándola de la lectura de libros y otras fuentes más confiables.
"Las redes sociales le dan el derecho de hablar a legiones de idiotas que antes hablaban sólo en el bar después de un vaso de vino, sin dañar a la comunidad. Entonces eran rápidamente silenciados, pero ahora tienen el mismo derecho a hablar que un Premio Nobel. Es la invasión de los imbéciles".
- Umberto Eco.
https://www.bbc.com/mundo/noticias/2016/02/160219_cultura_umberto_eco_frases_ap
Cada vez se escuchan más frases tales como: "los científicos no tienen el monopolio de la verdad", "los científicos están interesados en tapar…", "la ciencia no es la única manera de descubrir la realidad", "yo sé que esto es verdad porque lo he visto", "a mí me funciona", "los científicos no quieren saber…", etc.
ResponderBorrarTambién se critica a algunos científicos por buscar enriquecerse, como si eso tuviera algo de malo. Se hace mofa de quienes leen libros superventas de divulgación científica por estar entregando su dinero a autores millonarios.
Pero si un escritor tiene la capacidad de explicar la ciencia conocida en forma clara y accesible al público en general y se hace millonario de esa forma, ¿cuál es el problema?
"...tratando de entender las causas sin pensar solamente que la gente es tonta."
ResponderBorrarHola Diego, seguro qe hay más causas, pero de que la gente, una gran parte al menos, es tonta (imbécil como decía Eco), cada día tengo menos dudas. Tenemos mejor acceso a la cultura que nunca antes, pero seguimos rodeados de idiotas que encima tienen una tasa de éxito reproductivo muy elevada (gracias a los avances de la Ciencia, la misma que ningunean y relativizan), así que el futuro no pinta demasiado optimista.
Hola Diego:
ResponderBorrarSí, además de descripciones de los hechos, también hemos intentado explicar la psicología de la pseudociencia. Claro que a un nivel no experto.
En las entradas relacionadas puedes ver sobre ese particular, en concreto:
236.- La paradoja en el mito
224.- Pseudofilósofos y Pseudocientíficos
204.- El Pensamiento Dogmático
182.- Coincidencias en sucesos; de cómo la mente relaciona
Copio a continuación un comentario de "Mar" en cierta red social.
ResponderBorrarSólo que la ciencia es muy limitada.
La pseudociencia (como la llamas) carece de rigor científico y por ello se aventura estableciendo cualquier disparate.
Sin embargo, conforme la ciencia avanza se encuentra con posturas que hace muchos años criticó (y rechazó); por ejemplo ¿Es posible viajar en el tiempo? ¿Qué es la realidad? ¿De qué está hecha la materia? ¿Cuál es la causa cuyo efecto es el universo? La pseudociencia da algunas respuestas y la ciencia empieza a encontrar esas mismas respuestas que antes reprobó.
Mi opinión: se trata de otra afirmación ligera. Me empieza a aburrir tener que contestar ocurrencias.
ResponderBorrarPara ser un argumento más sólido tendría que decirnos qué respuestas ha dado la pseudociencia y en qué contextos. Lo que no vale es considerar la multitud de ocurrencias escuchadas y seleccionar posteriormente la que parece que pudiera encajar con algún nuevo conocimiento. Sería como las predicciones: una tormenta de ellas y después rescatar una que se acercó.
Efectivamente, la ciencia se aleja de unas hipótesis y se acerca o confirma otras de acuerdo al progreso del conocimiento. No tiene nada de sectario o de veleta. Y no se puede comparar con la pseudociencia porque esta no tiene ningún rigor y sus respuestas son arbitrariedades sin fundamento.
Sobre cuestiones fundamentadas se puede discutir; sobre ocurrencias caprichosas, no.
A mí me recuerda a un comentario, de otro blog, en el que alguien venía a afirmar que la metafísica estaba por encima de la Ciencia ya que esta tenía que demostrar sus afirmaciones, aportar pruebas, mientras que aquella podía hablar de lo que quisiera sin tener esas limitaciones, de ahí su grandeza y superioridad.
ResponderBorrar???
Coincido con Riskov, con la diferencia de que en mi caso no es que me empiece aburrir, es que estoy ya muy, muy harto de perder el tiempo con memos, cultos o incultos, pero igualmente memos todos.
Saludos.
Mi padre estudió el bachillerato en la 2º república, la última promoción, inglés y francés obligatorio, tuvo hasta una asignatura de derecho, estaba muy preparado, pero tener bachillerato era de muy pocas personas (tanto que le pusieron en transmisiones en la guerra, valía más allí que para pegar tiros). Yo estudié en los 70-80, hice medicina cuando entramos en la UE, y hasta ahora, mis hijos en el instituto, no han vuelto a obligar a estudiar 2 idiomas extranjeros.
ResponderBorrarPero hoy día está en la ESO el 100%, muchos niños que no tienen ningún aprecio por la cultura, que sus padres sólo ven la tele, que utilizan el móvil sin preguntarse cómo es posible tener un aparato tan pequeño con tanta capacidad, que no ven maravillosos que mi hijo y un niño chino interactúen en inglés en un juego on-line enfrentando juntos retos.
La realidad es esa, la cultura, la ciencia, el saber, no es valorado por muchas personas. Si salimos de la cáscara de las universidades y zonas cultas de ciudades, se encuentra mucha gente con bajísima cultura, sobre todo en España. Generaciones sin acceso al colegio (hasta los años 80 no se hizo realmente obligatoria la escuela), supuestas élites sin aprecio por la cultura, invirtiendo en pelotazos urbanísticos, en toros, fútbol, ...
Finlandia, Noruega, Holanda,... no han llegado a su cultura en un pis-pas, muchos años de esfuerzo, allí el 100% de los niños sabían leer y escribir en los años 20-30, aquí se ha logrado en 1980.
A la vez, el amor por la cultura hay que transmitirlo; aunque parezca mentira, internet es útil. Uno de mis hijos, de ver anime, ha pasado a aprender japonés por su cuenta; ha aprendido a tocar guitarra en youtube, tiene un oído para el inglés tremendo de los vídeos, y ve muchos canales de historia y de ciencia.
La incultura campa a sus anchas, pero hay muchos anzuelos para captar al que tiene un mínimo interés. Pero el atractivo de explicaciones míticas actuales, simplistas, es difícil de contrarrestar
A Jack Astron:
ResponderBorrarCon el comentario de Umberto Eco que citas (supongo que será de él pero yo nunca lo he leído)estoy de acuerdo en todo menos en una parte que además es muy peligroas para las sociedades que quieren ser democráticas. En concreto me refiero a cuando discrepo "ahora tienen el mismo derecho a hablar que un Premio Nobel". Según mi opinión, hasta el más tonto o inútil del mundo tiene derecho a hablar y a hacerse escuchar. Otra cosa es que los muchos imbéciles que poblan el planeta no sean capaces de contrastar y filtrar los mensajes recibidos y se los crean a pies juntillas.
Y no tienes más que ver la cantidad de fake news que circulan por las redes, lanzadas en muchos casos por gente muy inteligente y manipuladora y que la multitud se los cree sin razonar lo mínimo.
El problema no es lo que se dice, sino como se interpreta.
Currela, no hay que confundir el derecho (que no se discute) con la calidad.
ResponderBorrarYo tengo derecho a decir tonterías, lo cual no convierte las tonterías en teoremas. Y los demás tienen derecho a decir que yo digo tonterías.
El problema es que nos encontramos dentro de una sociedad donde las expresiones de bajo nivel predominan, y que mucha gente celebra esas expresiones.
Desgraciadamente, cualquier tema, cuando se populariza, baja de nivel. Esto es un riesgo para una democracia, que no podrá ser el mejor sistema si no cuida su base popular.
Hola Currela
ResponderBorrarSi relees mi comentario, verás que ya había valorado la posibilidad de expresarse que ofrecen las redes a la gente común:
Si bien esas redes ofrecen a casi todo el mundo la posibilidad de expresarse libremente...
Saludos
Hablando de pseudociencia, me gustaría saber qué opinan sobre la famosa sábana santa, la dizque reliquia del catolicismo.
ResponderBorrarLeo el blog desde hace como cuatro años, aunque nunca comento, jeje. Saludos.
Bienvenido Adrián; anímate a participar más.
ResponderBorrarCuando yo era joven leí y vi en TV algunos reportajes sobre la sábana santa y me dejé llevar por esa información, siempre a favor, para creer en ella como objeto divino.
Años después llegué a una edad en la que me pregunté: ¿qué argumentos hay para rechazarla? Para contestar fui a la biblioteca de mi ciudad y consulté los libros sobre el tema. Todos argumentaban a favor.
Posteriormente, al instalar internet en casa, hice la consulta por la web. Vi que la mayoría de páginas eran a favor pero yo buscaba alguna con argumentos en contra para poder contrapesar y por la curiosidad de conocer las razones por las que algunos dudaban.
Cuando las leí quedé desconcertado: parecía claro el fraude. Los argumentos en contra (llamémoslos históricos) eran mucho más racionales que los argumentos a favor (llamémoslos divinos).
¿Entonces por qué hay muchas más publicaciones con argumentos divinos? Pues debe ser por el interés de mantener las creencias.
Las publicaciones con argumentos divinos repiten de unas a otras datos falsos y no hacen una comparativa crítica honesta. Hay muchos intereses en juego.
Hola Adrián
ResponderBorrarHace tiempo hablamos sobre el tema en esta entrada:
76.- El Sudario de Dignitas
Saludos