1.- Introducción
El principio de incertidumbre de
Heisenberg afirma que no se puede determinar tanto la posición como la velocidad
1 de una partícula con una precisión arbitraria. Mientras más precisa es la determinación de la posición, más incierta es la determinación de la velocidad, y viceversa.
Según una interpretación muy común, dicho principio es consecuencia de la influencia del observador. Para medir la posición de una partícula debemos –como mínimo- hacer rebotar en ella un
fotón. Resolver la posición con gran precisión requiere luz de longitud de onda muy corta
2, pero cuanto menor es la longitud de onda, mayor es la frecuencia
3 y la
energía asociada al fotón, lo que provoca una mayor alteración en la velocidad de la partícula observada, aumentando la incertidumbre en su determinación.
Lamentablemente dicha interpretación ha contribuido a que divulgadores fantasiosos -como
Deepak Chopra- crean que el universo no existiría si nuestra consciencia no hubiera estado presente para observarlo. Sin embargo el universo funcionaba perfectamente bien antes de que surgiera la vida microscópica en la Tierra, mucho antes de que comenzaran a interconectarse las neuronas del cerebro de Chopra.