Autor: Lawrence Krauss
¿Por qué muchos cristianos afirman que algunos ateos destacados se convirtieron ante la proximidad de la muerte?
Larry Taunton, un conocido cristiano evangélico, publicó un libro aseverando que Christopher Hitchens, un ateo declarado, había estado "oscilando al borde de la creencia" durante los últimos años de su vida. Taunton, que afirma haber sido amigo de Hitchens, cita como evidencia dos conversaciones que sostuvo con él viajando en automóvil a debates sobre religión y ateísmo.
La familia y los verdaderos amigos de Hitchens saben que esa afirmación es absurda. (Tuve el honor de ser amigo de Hitchens durante los últimos cinco años de su vida). Hitchens veía al cristianismo como algo más que un virus social con connotaciones literarias interesantes. Ese punto de vista nunca cambió durante su último año de vida, un período durante el cual no se reunió con Taunton. Hitchens era generoso en sus discusiones, incluso con quienes no estaba de acuerdo en absoluto. Su cortesía, al parecer, fue mal interpretada.
La anterior es sólo la última de una larga lista de declaraciones similares acerca de conversiones de ateos famosos. Cabe preguntarse: ¿por qué los cristianos evangélicos insisten en captar adeptos de entre los muertos?
En la historia relativamente reciente, la evangelista cristiana post mortem más conocida es probablemente Elizabeth Cotton. En 1915 declaró que, 33 años antes, Charles Darwin le había revelado en su lecho de muerte su deseo de retractarse de la doctrina de la evolución a cambio de la salvación cristiana. Esa afirmación fue calificada como falsa por la hija de Darwin, Henrietta Litchfield, quien lo acompañó en sus momentos finales. Ella señaló que Cotton (igual como Taunton en el caso de Hitchens) no lo había visitado durante sus últimos días.
Los evangélicos protestantes no son los únicos cristianos adictos a la narrativa de la conversión en el lecho de muerte. Los católicos han hecho afirmaciones parecidas sobre la "larga conversión" de Oscar Wilde, y la Iglesia Mormona ha llegado a bautizar a personas muertas que nunca lo pidieron, en una especie de "conversión pro bono".
Hay formas bien intencionadas de comprender dicha tendencia. Tal vez a los evangelistas post mortem no les agrada imaginar que personas que admiran, en las cuales han observado bondad e integridad, sean enviadas al infierno por falta de fe. Pero esa idea no justifica plenamente el fenómeno.
Una encuesta de 2011 en el Reino Unido encontró que la mayoría de quienes se identificaban a sí mismos como cristianos no conocían o no aceptaban muchos aspectos fundamentales del cristianismo. Por ejemplo, sólo un tercio de los cristianos británicos creía en la resurrección de Cristo, y casi la mitad no creía que Jesús era el hijo de Dios. Pero los evangélicos no parecen preocuparse por lo que piensan los cristianos corrientes; ninguno cuenta historias sobre su eventual comprensión completa del cristianismo en el lecho de muerte. La atención se centra, en cambio, sobre los ateos destacados (como Hitchens).
En una conversación que tuvimos hace unos años, Hugh Downs sugirió una explicación. Una de las razones por las que la gente va a la iglesia, dijo, es la validación intelectual. Las personas asisten a la iglesia para orar y para encontrarse con amigos, pero también lo hacen para reafirmar sus convicciones religiosas, convicciones que, como la encuesta citada sugiere, pueden parecer algo dudosas durante el resto de la semana. ¿Podría ser que los evangélicos traten de convertir a los muertos famosos porque se sienten inseguros acerca de sus propias creencias? Si pueden afirmar que las personas que admiran intelectualmente (como Darwin, Wilde y Hitchens) concordaron con ellos en última instancia, estarían validando su propia fe.
Pero los evangelistas no se dan cuenta de que el ateísmo no es un sistema de creencias como el cristianismo, del cual se podría desertar después de escuchar varios argumentos o de sostener algunas discusiones. Por el contrario, no aceptar la existencia de Dios sin pruebas es una decisión racional. Pensadores sabios como Laplace, Hume, Sagan y Hitchens han dicho a menudo que las afirmaciones extraordinarias requieren pruebas extraordinarias.
Es difícil imaginar una afirmación más extraordinaria que la de una inteligencia oculta que creó un universo de más de cien mil millones de galaxias, cada una conteniendo más de cien mil millones de estrellas, que luego esperó más de 13.700 millones de años hasta que en un planeta ubicado en un remoto rincón de una de esas galaxias se desarrolló una atmósfera suficientemente oxigenada como para mantener la vida… y que todo eso fue para revelar su existencia a unos cuantos grupos tribales violentos y desaparecer nuevamente.
Christopher Hitchens. Enlace directo al minuto 02:42. |
Lo más penoso sobre estas conversiones imaginarias en el lecho de muerte es que, aunque fueran reales, difícilmente podrían ser vistas como victorias para Cristo. Son historias en las que el dolor final de una enfermedad mortal, o el miedo a la muerte inminente y al castigo eterno es identificado como el factor necesario para que gente racional crea en lo sobrenatural. Si las premisas fundamentales del cristianismo fueran indiscutiblemente válidas no sería necesaria una tortura mental para lograr la conversión.
Los evangélicos debieran concentrarse en la conversión de los vivos. La conversión de los difuntos sólo sugiere que no son capaces de convencer a quienes pueden replicar.
Los evangélicos debieran dejar a los muertos descansar en paz.
Lawrence Krauss |
Lawrence Krauss es Doctor en Física Teórica del MIT y en la actualidad es Director del Proyecto Orígenes en la Universidad Estatal de Arizona. Anteriormente fue Profesor de Física, Profesor de Astronomía y Director del Center for Education and Research en la Case Western Reserve University.
Es un conocido defensor de la comprensión pública de la ciencia, de la política pública basada en datos empíricos, del escepticismo científico y de la educación científica. Es autor de varios libros de gran éxito, entre los cuales se cuenta "Un universo de la nada".
Agradezco a Voltaire por sugerir esta publicación.
ResponderBorrarSaludos.
LA MUERTE DE HITCHENS
ResponderBorrarACTO ÚNICO
HITCHENS (en su lecho de muerte)
Si acaso me convierto, será porque es mejor que muera un creyente a que muera un ateo.
FANS DE HITCHENS (rodeando su lecho de muerte)
Jajaja, ¡Eres genial Christopher! Sarcástico hasta el final, jajaja…
HITCHENS
Ay, auch, ayayayay, duele… pero no importa, soy muy macho, no me rajo, ay, auch, ayayayay, ¡muera el capitalismo!, bbuuufffff (Muere)
FANS
Se nos ha ido. Hitchens ha muerto. ¡Nunca te olvidaremos, Christopher!
EGO DE HITCHENS (flotando encima del cadáver)
Ah caray, ¿y esto qué es? Estoy flotando… estoy creciendo… caray, esto no me lo esperaba… sigo creciendo… ¿qué me sucede?... me estoy inflando… ¿qué pasa?... sigo inflándome más y más, ¿qué pasa?... ay, ¿qué pasa?... PAAAFFFFFFFFFFFF (revienta y se desvanece en la nada)
FAN #1
Habrá que releer todos sus libros…
FAN #2
Pues sí… aunque ¿para qué? Todos dicen lo mismo.
FAN #1
Hombre, pues para conservar su memoria…
FAN #3
¡Claro!... Hey, ¿vieron el juego de los Patriots?
Moire, que chiste tan pendejo.
ResponderBorrarJuan Garcia Hitchens no se convirtió al cristianismo, porque era ESPIRITISTA.
ResponderBorrarEn su carta de despedida de este mundo escribió: "Believe me when I say that I am present with you, even if not corporeally (and only metaphorically in spirit…) "
El dice que él está presente entre nosotros como ESPÍRITU.
Haganme el refabron cabor, un "ateo" espirituoso.
Pues sí, reconozco que yo me convertiré al cristianismo católico en el ultimísimo momento, ni un nanosegundo antes, con la esperanza de poder llegar hasta el diosecito miserable y psicópata en el que creen los crédulobobos y propinarle una soberana patada en la entrepierna como agradecimiento a su nefanda obra.
ResponderBorrarMuy oportuno y acertado este artículo para desenmascarar las mentiras cobardes de algunos fideístas. Cobarde, porque se trata de una acusación cuando no se puede defender directamente.
ResponderBorrarLos que participamos en charlas en varios sitios hemos tenido la oportunidad de escucharlo con cierta frecuencia. Cuando faltan los argumentos...
Por cierto, poca seriedad muestran los crédulos que nos acompañan. ¿Creen de verdad?.
¿Por qué no se habla de los ateos que en el lecho de muerte han rechazado un sacerdote?
ResponderBorrarMi hermana, atea como yo, que murió hace cuatro años, me recalcó a mí, a sus hijas y a su marido, que no quería en absoluto ningún cura en el momento de morir. Y así se cumplió.
He oído contar que, en alguna ocasión, algún familiar de un moribundo ha intentado que algún sacerdote hable con él y el moribundo lo ha echado a patadas.
Son muchos los casos de esa índole que, indudablemente, son muchísimos más que a la inversa. Y si ha ocurrido alguno a la inversa, no es tanto porque Dios exista, sino por el miedo que se nos ha inculcado en la infancia durante el adoctrinamiento. Dicho lavado de cerebro es muy poderoso y puede dejar huellas ocultas incluso en ateos débiles, pero ello no significa absolutamente nada a favor de la existencia de un dios. Sólo significa lo poderoso que es un adoctrinamiento en la infancia.
Repito una vez más una gran frase de Aldous Huxley: "La eficacia de una doctrina no depende si es verdadero o falsa, ni de si es buena o perniciosa. Si el adoctrinamiento está bien llevado a cabo en el momento de la postración nerviosa, cualquiera puede ser convertido a lo que sea"
Para la conocida triquiñuela de la “”conversión de un ateo célebre””, creo que los falsificadores cristianos escogieron un mal candidado.
ResponderBorrarHitchens no solo era un polemista de gran calibre, también era cultérrimo, y con una formación humanísta como solo las viejas universidades inglesas suelen dar. Era un maestro de la lengua inglesa, un excelente periodista y articulista, un crítico literario de primera categoría y dominaba con comodidad la historia antigua y moderna. De paso era ateo, alguna vez Trostkista y por un cierto período defensor de algunas ideas de los republicanos gringos. Apoyó la guerra de Iraq, no por los intereses militar-industriales, ni por el petróleo sino porque genuinamente creía que sacar del poder a Saddam Hussein era hacerle un favor al mundo y a los árabes. Su mejor trabajo no fue destrozar a Kisisnger. Fué desvestir a la seudo santa y sádica monja de Calcuta. Ciertamente su especialización ne le permitió moverse con soltura en el cruce entre ciencia y teología pero se manejaba bastante bien
Conociendo como conocía los amnipuladores cristianos de todos los tiempos, dejó claro que sus ideas sobre las religiones eran definitivas y que solo en cerebro afectado por las consecuencias de su enfermedad terminal podrían producir un dislate, bastante probable en estas circunstancia. Pero no ocurrió.
Este aviso y el hecho de que tal conversión no ocurriera hace mas despreciable la mala fe del autor de libro bajo comentario.
Hitchens ciertamente ha sido una gran pérdida para los ateos y en general para la cultura norteamericana. Sin embargo nuestra cantera es abundante y ya tenemos algunos buenos prospectos que nunca lo sustituirán perfectamente pero que pueden hacer el trabajo. Pienso en Sean Carroll y Krauss entre otros. El primero no solo esta bien armado en el terreno de la ciencia sino además se mueve con soltura en el mundo filosófico y en el barrial apologético. Krauss todavía está verde en algunos temas pero aprende rápido.
En lo personal, me hace falta Hitchens en este momento. Puedo imaginarme cómo haría picadillo de Trump. Y por otra parte teníamos algo en común: la afición por Whisky y la música clásica.
En esto de los conversos yo iría con cuidado si fuera cristiano, por que la conversión de una iglesia cristiana a otra se ha transformado en algo parecido a la ropa, hay que cambiársela diariamente. Mas rara es la conversión de un ateo, y por eso me extranya que Moire no haya sacado el caballo de batalla de las últimas décadas: la conversión de Anthony Flew. Un mal caso porque esa conversión no sólo fue controversial sino que al final Flew terminó deísta.
Estoy leyendo con cuidado la historia de Mahoma, porque puede que me gane uno que otro dólar demostrando que Mahoma se convirtió al catolicismo. Y me estoy preparando para dar un golpe mas productivo: la conversión de Richad Dawkins.
Estimado don V, ¿QUIÉN dijo que Hitchens se convirtió? Yo NO dije eso. Así que ¿quién?
ResponderBorrar(Bueno, a decir verdad, mi pajarito me contó que él estuvo junto a Hitchens en el momento de su muerte, y que le pareció escuchar algo como "Dios mío, si existes, acuérdate de mí", pero no está muy seguro)
¿Y Flew? Ya lo dijo ud: se convirtió al deísmo. Y yo he dicho que deísmo es casi como ateísmo. Así que fue... digamos... una conversión light.
Eso sí: el ateo Flew fue siempre un ateo honesto -uno que, a diferencia de Dawkins y otros que conozco, intentaba refutar la mejor versión del teísmo (no las versiones infantiles, como hacen Dawkins y compañía). Y el deísta Flew siguió siendo honesto: explicó claramente (pese a su muy avanzada edad) el porqué de su conversión.
Quien me sirvió de inspiración para mi Obra Maestra "La muerte de Hitchens" fue -como siempre- mi admiradísimo Maverick Philosopher:
http://maverickphilosopher.typepad.com/maverick_philosopher/2015/12/on-hitchens-and-death.html
No hay dudas ningunas que las historias de conversiones de ateos famosos en el lecho de muerte son simples mentiras, no solo porque así se han demostrado muchas sino porque el principio de parsimonia lo confirma. La conducta de los curas es muy análoga a la de los imaginarios vampiros y las de animales depredadores especializados en los enfermos, viejos y débiles, como los dragones de Comodo, las hienas, los buitres y otros carroñeros. Eso se ve en la conducta del bautizo que se hace con niños incapaces de decidir, con agonizantes incapaces de resistir y con ignorantes incapaces de comprender.
ResponderBorrarLa conducta del único representante de los religiosos en éste foro (que estoy terminando de leer) es un claro indicador de la mala fe propia de los religiosos para los cuales cualquier cosa es buena si es para "convertir", la idea sinsentido que dice que alguien deja de ser una cosa para ser otra por el recito de algunas fórmulas o la imposición de manos, aceite o cualquier otro objeto con propiedades milagrosas, otro dislate.
Como dijo un comentarista anterior, la consecuencia son delincuentes que se sienten bien cuando son perdonados y repiten su conducta porque saben que con decir que se arrepienten está todo bien. Es todo una mentira y ni siquiera muy sutil.
Tonterías. Los ateos famosos no se convierten precisamente porque... son famosos. Su ego es lo único que tienen. ---Lee el link que puse.
ResponderBorrarPor eso Hitchens hacía chistes minutos antes de morir. Para mantener vivo su prestigio, para mantener vivo su ego. Convertirse en ese momento habría significado que admitía que quizá se había equivocado, que quizá su ateísmo no era tan sincero. Era perder su ego, lo único que ya le quedaba. Era morir antes de morir.
ResponderBorrarEl pasado 2 de octubre se suicidó un famoso ateo mexicano. Luis González de Alba. Escritor, divulgador de ciencias y crítico político, preso político en su juventud (participó como líder estudiantil y le tocó la “matanza de Tlaltelolco”, cd de México, 2 de octubre del 68, donde se salvó de chiripa pero fue a la cárcel), izquierdista (aunque muy opuesto a la izquierda dura, al grado de que éstos los consideraban “de derecha” y se negaron a homenajearlo… o incluso a darle empleo cuando vivía), defensor del ateísmo, gay (muy varonil), defensor de los gays (contra la Iglesia y los santurrones mexicanos). Sin decir nada a nadie, planeó su suicido para el 2 de octubre (fecha muy simbólica para él en lo personal y para toda la izquierda), arregló sus cosas semanas antes, y llegado el día se acostó en su cama y se metió un tiro en el pecho.
ResponderBorrarSu FB: https://www.facebook.com/luis.gonzalezdealba?fref=ts
Como homenaje a él, yo escribí algo por ahí. Lo pego:
Se quitó la vida don Luis González de Alba. No sé si fue su salvaje libertad -como alguien dijo-, o su desesperanza, la melancolía, los recuerdos, el hastío. Su ateísmo, pues. Tan cerca del nihilismo. Eso sí, conservó su Ego hasta el final (¿qué otra cosa le queda a un ateo en su lecho de muerte?). Había que suicidarse precisamente un 2 de octubre. Para ser leyenda.
Además de inteligente y honesto, fue un valiente. Prefirió pasar apuros económicos antes que adular a gente que no lo merecía, o someterse a "la línea" de conocido periodicucho. Gran pérdida. Me ha dolido muchísimo. Dios lo tenga en el Cielo de los Ateos.
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Y uds, ateos, ¿ya eligieron su día? Si no lo han hecho, háganlo ya ---¿O es que el plan es andar de viejos dando lástima por ahí en este "bello e inspirador universo" (Atilio dixit) y cobrando su pensión a las nuevas generaciones?