La Iglesia Católica Apostólica Romana (ICAR) me sorprendió una vez más
al conferir a Karol Wojtyla el título de "beato", habilitándolo de esa forma para ser "venerado" y preparando el camino para su posterior promoción al escalafón superior de "santo".
Digo que me sorprendió, porque supongo que la "beatificación" o "santificación" de un ser humano requiere el consenso del
creador del universo, quien debiera estar de acuerdo con el jefe de la ICAR. En otras palabras, cuando la iglesia beatifica o santifica a alguien, pretende estar actuando en forma coordinada con la misma entidad que hace
13.700 millones de años habría creado el universo, un inmenso conjunto de materia y energía que actualmente contiene
100.000 millones de galaxias. ¡Vaya pretensión, vaya soberbia!
La supuesta coordinación de la ICAR con el creador del universo resulta además bastante difícil de tragar, porque dicha institución acumula
una larga historia de errores y horrores, un prontuario absolutamente incompatible con la infinita bondad que la misma iglesia le atribuye al creador que dice representar. De hecho, si existiera tal vínculo, el creador debiera haber dado instrucciones perentorias a los antiguos jefes de la
Santa Inquisición en el sentido de detener inmediatamente la quema de inocentes en la hoguera, a la cual la ICAR era tan aficionada. Pero nada de eso ocurrió; el cruel asesinato de "herejes" perduró durante siglos, revelando así una total desconexión de la iglesia con el supuesto creador.
¿Con qué
autoridad puede entonces la ICAR declarar a ciertas personas como "beatas" o "santas"?
Por otro lado, ¿cuál es el argumento esgrimido para validar el ascenso de alguna persona fallecida en la jerarquía celestial? La iglesia afirma
que el espíritu de dicha persona habría realizado curaciones milagrosas, es decir, inexplicadas por la ciencia médica. Pero, ¿qué clase de argumentación es esa? Aún suponiendo que la enfermedad existió y que la sanación ocurrió en forma inexplicable, eso no implica que se haya producido por intermedio de algún mecanismo sobrenatural, porque la ciencia médica no dispone de un conocimiento completo del cuerpo humano.
Cuando un médico se enfrenta al caso de una persona enferma, no está en la situación de un técnico mecánico que busca una falla en un motor, o en la de un técnico electrónico que intenta reparar un televisor defectuoso. Ambos técnicos pueden disponer de información completa y detallada acerca de la estructura de las máquinas que están reparando porque fueron diseñadas por ingenieros, y existen manuales que explican el principio de funcionamiento de los aparatos y la función de cada uno de sus elementos componentes.
El cuerpo humano, en cambio, es una máquina complejísima que no fue creada por nosotros, sino
que evolucionó a lo largo de eones, y para la cual no existen "manuales técnicos". Estamos lejos de conocer todos los mecanismos que pueden llevar a la
remisión espontánea de enfermedades, y sabemos que el cuerpo humano es capaz de derrotar a muchas de ellas sin ayuda médica.
Cuando la ICAR declara a una curación como "milagrosa" está asumiendo que la ciencia médica nunca va a poder explicarla, lo que implica que ya no tiene nada más que aprender, que ya conoce todo lo que alguna vez se podrá saber acerca del funcionamiento del cuerpo humano, lo cual es, evidentemente, falso.
En resumen, cuando la iglesia asciende a un muerto en la jerarquía celestial pretende estar actuando en forma coordinada con el "creador del universo", y asume que la ciencia médica nunca podrá explicar el "milagro". Ambas suposiciones son falaces, y a mí, como congénere de los jerarcas de la ICAR, me provocan vergüenza ajena.
La iglesia nombra beatos y santos para mantener su influencia en el populacho credulo.
ResponderBorrarMilagros, santos, beatos, puros inventos. Buen post.
ResponderBorrarHola, Jack. No habìa podido leer este excelente post. La comparaciòn con las magnitudes del Universo y su supuesto creador son maravillosas.
ResponderBorrarSaludos
Hola Enrique, gracias por tu apoyo.
ResponderBorrarSaludos.
Felicitaciones! Muy buen texto. No habia notado la arrogancia de la iglesia, implícita em esos actos.
ResponderBorrarGracias :)
ResponderBorrarNadie esta capacitado para hablar u opinar de nadie acaso no es arrogante opinar de algo en lo que no estamos versados, incluso mi comentario es insolente siempre tratando de acusar, no seria mejor escuchar y tomar lo mejor de ello para nuestro bien.
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