Dedicado a presentar argumentos para refutar las pretensiones de quienes se erigen como representantes o intermediarios del "creador del universo", y que desde esa posición ilegítima intentan dictar normas y controlar la vida de sus congéneres.
2023-02-24
348.- ¿Quiénes son los buscadores de la verdad?
Autor: Riskov
Filosofía significa amor por el conocimiento. Los filósofos son los que han buscado la verdad. Pero, ¿a qué podemos llamar filosofía? ¿La circunscribimos a su disciplina académica? ¿A los libros de los filósofos profesionales? Sin duda, estos son recursos valiosos pero el amor por el conocimiento no se limita a estos.
La ciencia es un desarrollo de la filosofía, proviene de ella, tal como expuse en la entrada 208, que inspira esta redacción.
Hay quien defiende que la filosofía se encuentra por encima de la ciencia y, en consecuencia, los filósofos son los encargados de llegar a conclusiones mejores que los científicos. Como si estos se limitasen a aplicar un método y obtener datos, mientras aquellos estuviesen mejor preparados para responder las cuestiones fundamentales.
Sin duda, lo anterior es un intento de primacía de la filosofía y de proporcionar trabajo a los titulados que actualmente no tienen buenas salidas. ¿Pero en qué sentido los filósofos profesionales están mejor preparados? ¿El amor por el conocimiento se obtiene cursando unas asignaturas de historia de la filosofía o de leer algún libro antiguo? ¿Leyendo a Platón comprenderemos mejor los datos provenientes de la ciencia?
Y viceversa, habrá que preguntarse si un biólogo necesita leer a Aristóteles, que defendió la generación espontánea, para llegar a conclusiones basadas en sus estudios. O que un médico tenga que leerlo (Aristóteles sostenía que los hombres tienen más dientes que las mujeres, que estas tienen una sangre más oscura y espesa que aquellos, que la mitad izquierda del cuerpo es más fría que la derecha o que nuestro cerebro no recibe sangre y es la parte más fría del cuerpo, destinada a refrigerar el resto). ¿Quizá un astrónomo necesita leer que la Tierra es el centro del universo y que es inmóvil (Aristóteles se burlaba de los pensadores que habían valorado que nuestro planeta pudiera desplazarse por el universo: “¡Qué ocurrencia! ¿Qué pasaría con los pájaros que vuelan si la Tierra se moviera?”). ¿Necesita un geólogo o un físico leer que los cuatro elementos básicos son el agua, el aire, el fuego y la tierra, o que todas las cosas tienen un sitio idóneo en el cosmos y que si una piedra cae es porque se dirige a ocupar su lugar natural, que es el suelo?
Con esto no pretendo burlarme de los pensadores antiguos, sino enfatizar que el conocimiento acumulado supera en mucho al tradicional, tanto que un estudiante de secundaria conoce mejor la naturaleza que un sabio de antaño.
La búsqueda del conocimiento no es patrimonio exclusivo de unos titulados. Y menos aún de aquellos que viven anclados en un pasado intelectual y se niegan a hacer el esfuerzo de entender y tener actualizado el conocimiento científico.
Lo anterior, mantenido por algunos aficionados a la filosofía, tiene cierta relación con lo que me dijo un Testigo de Jehová: lo que hacían los científicos era desarrollar tecnología pero no buscar la verdad. Esta está contenida en un libro, la Biblia. Parte de lo descubierto por los científicos era bueno y otra parte era falso. ¿Esto es razonable?
No, no puede serlo. La ciencia tiene dos grandes campos de trabajo: la investigación y el desarrollo. El primero busca el conocimiento básico, de los fundamentos, mientras el segundo elabora productos tecnológicos. Ambos tienen que estar coordinados en su saber y cada uno apoya al otro. Además, dentro del conocimiento básico, cada nuevo descubrimiento se testea en coherencia al conocimiento adquirido hasta la fecha.
Con lo anterior, toda la ciencia es un conjunto universal (en todo el mundo igual), que tiene que ser coherente en todos sus aspectos. Una teoría que rompa con lo establecido deja en suspenso la teoría anterior y debe seguir trabajándose para confirmarse y perfeccionarse. Por ello, no es válido aceptar una parte de la ciencia y rechazar otra, de manera selectiva y por capricho de una doctrina. Quien pretende esto realmente está rechazando la ciencia, sin querer reconocerlo expresamente, mientras aprovecha los beneficios de la tecnología para su predicación.
Todo aquel que asegura que la verdad está contenida en un libro no busca la verdad, ya cree que la tiene. Para mayor culpa, rechaza el corpus de conocimiento de la ciencia.
¿Y los seguidores del método científico, son buscadores de la verdad?
También podemos escuchar con cierta frecuencia que los que seguimos el método científico tenemos fe en la ciencia, incluso somos dogmáticos con el conocimiento científico. Veamos: dicho método contiene una serie de pasos para comprobar los resultados de forma objetiva. Pretende hacer modelos predictivos de la realidad, no poseer la verdad. Adopta temporalmente conclusiones comprobadas hasta obtener nuevos datos.
Recientemente hemos recibido la visita de un aficionado a la filosofía que insistía en limitar el campo científico mientras ensalzaba la filosofía aristotélica. Criticó como dogmáticos y cerrados a los científicos que “solo toman un tipo de conocimiento como cierto y descarta a los demás”.
En relación a las creencias que libremente cada persona puede tener no pongo ninguna objeción. Pero si hablamos del amor por el conocimiento la afirmación anterior debe ser cuestionada. Veamos…
El método científico sirve para comprobar los resultados de la forma más objetiva posible y solo acepta lo comprobado si es coherente con el conocimiento actual. Lo no comprobado no se rechaza definitivamente, puesto que no hay nada definitivo en la ciencia. Nuestro visitante pedía aceptar “otros tipos de conocimiento” (no comprobados de manera objetiva). Y puso como ejemplos la metafísica de Aristóteles, el alma humana o el libre albedrío.
¿Qué sucedería si aceptamos esos “otros tipos de conocimiento no comprobados”? Ya se hizo durante muchos siglos: en la Edad Media. Aristóteles era una gran figura de autoridad, razón por la cual se tomaron como ciertos los postulados biológicos, físicos y geológicos que hemos visto antes. Postulados erróneos que impidieron avanzar en el conocimiento.
¿Cual era más dogmática, la cultura medieval acrítica seguidora de Aristóteles o la comunidad científica?
Y nos podemos preguntar, ¿qué pasaría si la ciencia aceptase postulados no comprobados?
Sin duda, la persona que exigía que así se hiciese pretendía hacer pasar por conocimiento sus creencias indemostradas. Al fin y al cabo, el creyente quiere pensar que sus postulados son la verdad, hasta el punto de confundir creencia con realidad. En este blog insistiremos en señalar las diferencias entra ambas.
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Muy bueno Riskov, enhorabuena.
ResponderBorrarGracias Renzo. Nuestros visitantes inspiran respuestas que pueden ser largas para ponerlas en comentarios. Los argumentos que traen dan lugar a una divulgación por nuestra parte.
Borrar¿Qué sucedería si aceptamos esos “otros tipos de conocimiento no comprobados”? Ya se hizo durante muchos siglos: en la Edad Media. Aristóteles era una gran figura de autoridad, razón por la cual se tomaron como ciertos los postulados biológicos, físicos y geológicos que hemos visto antes. Postulados erróneos que impidieron avanzar en el conocimiento.
ResponderBorrarDebemos estar alerta ante la tendencia a aceptar como verdaderas ciertas ideas sólo porque nos parecen razonables. No fue mediante la razón pura que se demostró la Evolución Biológica por Selección Natural, la Relatividad Especial, la Relatividad General o las leyes de la Mecánica Cuántica. Todos esos fenómenos son contraintuitivos, porque nuestros cerebros evolucionaron en una escala intermedia entre el nivel subatómico y el cósmico, bajo gravedad moderada, desplazándose a velocidades bajas, etc.
Pero ya hemos observado que, cuando salimos de nuestra zona conocida, encontramos fenómenos de difícil comprensión: el tiempo se dilata, el espacio se curva, ciertas partículas atraviesan dos rendijas a la vez, etc. Por esa razón, cuando nos topamos con fenómenos misteriosos, debemos desconfiar de lo que nos parezca "razonable" y guiarnos por la evidencia empírica.
Filósofos y no filósofos tienen derecho a buscar la verdad, siempre que se guíen por la ciencia establecida y eviten caer en razonamientos falaces. De hecho, todos debiéramos pensar de forma independiente, siempre que respetemos lo anterior. No hay autoridades cuyas enseñanzas debamos acatar.
Desde hace ya muchos años, tengo muy claro que la inmensa mayoría de creyentes que pululan por los foros de Internet, y que defienden sus creencias atacando la ciencia o desacreditándola, no lo hacen sinceramente, sino por destruir todo lo que vaya en contra de sus creencias. No importa lo científico que sea una propuesta: se rechazará por el hecho de no apoyar las irracionalidades en las que cree el descalificador.
ResponderBorrarSacarse de la manga la metafísica oxidada de Aristóteles, en unos tiempos en los que llevarla al plano de la epistemología, no es que sea ridículo, sino patético. Tal como has descrito, Riskov, Aristóteles –aun siendo un gran filósofo en su tiempo, y aportar toda la lógica formal- no podía ser tan escéptico como se pude ser hoy en día, al faltarle infinidad de conocimientos que hoy tenemos y que destruyen por completo cualquier intento de existencia de un mundo apartado de la materia al que normalmente se le llama metafísico o espiritual. Los creyentes están cada vez más desesperados ante el avance del ateísmo y ya no saben cómo defenderse. Aun así, algunos se atreven a hacer la guerra por su cuenta participando en blogs como ése presentando como argumentos lo que no puede ser más que ridículas teorías deshonestas que no obedecen a ningún principio lógico ni racional. De hecho, es lo que le sucedió a la escolástica, la cual se apoyó en Aristóteles, no porque tuviera razón, sino porque les iba bien. Pero, al final, la verdad sale a la luz, y hoy en día, hablar de metafísica aristotélica, como un conocimiento a tener en cuenta, suena a chiste.
Desde que tengo memoria recuerdo que, primero, recibimos la visita de un seguidor de Leibnitz; después, seguidores de la escolástica y, ahora, nos retrotraemos a Aristóteles. Poco falta para que venga un paleolítico a atacar al ateísmo.
BorrarPues sí. Cualquier cosa menos la ciencia y la filosofía modernas.
BorrarUn creyente se agarra a un clavo ardiendo con tal de no llevarse la desilusión de su vida al comprobar que todos los dogmas a los que ha supeditado su existencia no son más que las fabulaciones de un grupo de iletrados.
BorrarLa semana pasada me topé con un sujeto que se ponía violento cada vez que le recordaba que su amada biblia Reina Valera 1960, lejos de ser fruto de la inspiración divina, había sido sometida a tantas revisiones que ya sólo servía a los intereses del revisionista de turno. Si este creyente hubiese tenido por un momento un ápice de racionalidad se hubiese llevado un disgusto enorme, pero su irracionalidad inconsciente es lo que le venido protegiendo de caer en el desengaño.
Enhorabuena Riskov. Esta es quizás una de las mejores entradas.
ResponderBorrarSiempre he pensado que quien busca la verdad a través de la filosofía no hace más que seguir los dogmas que más le interesan. Es una especie de cherry picking entre sus autores favoritos que, lejos de dar la razón a otros filósofos, suelen lanzar sus ideas como dogmas de fe.
No conozco a ningún autor que haya dicho "oye, pues tienes razón y yo estaba equivocado", al contrario, los contemporáneos se tiran trastos a la cabeza e incluso hacen burla de quienes no ostentan sus mismas ideas. Un buen ejemplo lo tenemos en el fallecido Antonio Escohotado, quien gustaba de hacer gala de superioridad intelectual tratando con sorna a quienes no compartían sus desvaríos (probablemente provocados por las drogas) o quien en su infinita prepotencia relegó la ciencia a la categoría de mito.
La verdad hay que buscarla con hechos comprobables, cuantificables y reproducibles, no haciendo conjeturas que no llevan más que generar interrogantes cuyas respuestas no interesan lo más mínimo al 99,99% de una población preocupada por problemas reales a los que la ciencia si puede encontrar solución.
Gracias Lamaedeltopo.
BorrarEscribí esta entrada rápido como respuesta al anónimo aristotélico. Parece que si escribo rápido lo hago mejor XD.