2018-11-23

235.- Contradicción de Lucas


Autor: Riskov

El libro "Hechos de los apóstoles" del Nuevo Testamento es obra del evangelista Lucas, escrito con la intención de formar una segunda parte de un mismo corpus junto con su evangelio.

El carácter de "segunda parte" queda manifiesta en el inicio de su evangelio y en el de Hechos de los apóstoles.

Una vez fijadas estas obras vamos a tener la oportunidad de ver una contradicción contenida en ellas que afecta a un tema fundamental de la teología cristiana, en el que el propio Lucas agranda el relato sobrenatural al redactar su segundo escrito unos pocos años después.

El primer capítulo de Hechos de los apóstoles nos dice:

1 En el primer tratado, oh Teófilo, hablé acerca de todas las cosas que Jesús comenzó a hacer y a enseñar,

2 hasta el día en que fue recibido arriba, después de haber dado mandamientos por el Espíritu Santo a los apóstoles que había escogido;

3 a quienes también, después de haber padecido, se presentó vivo con muchas pruebas indubitables, apareciéndoseles durante cuarenta días y hablándoles acerca del reino de Dios.

4 Y estando juntos, les mandó que no se fueran de Jerusalén, sino que esperasen la promesa del Padre, la cual, les dijo, oísteis de mí.

5 Porque Juan ciertamente bautizó con agua, mas vosotros seréis bautizados con el Espíritu Santo dentro de no muchos días.

Ha sido resaltado una parte tan importante como el tiempo que Jesús mantuvo su misión tras ser resucitado. Aquí Lucas concreta que son cuarenta días, en contraposición a todos los relatos evangélicos, donde apenas se mencionan unos pocos contactos, los cuales pudieron durar un día o dos.

El evangelio de Lucas en este capítulo nos dice:

Aquel mismo día, dos de los discípulos se dirigían a un pueblo llamado Emaús, a unos once kilómetros de Jerusalén. Iban hablando de todo lo que había pasado. 15 Mientras conversaban y discutían, Jesús mismo se acercó y comenzó a caminar con ellos. Pero aunque lo veían, algo les impedía darse cuenta de quién era. Jesús les preguntó:

- ¿De qué van hablando ustedes por el camino?

Se detuvieron tristes, y uno de ellos, que se llamaba Cleofás, contestó:

- ¿Eres tú el único que ha estado alojado en Jerusalén y que no sabe lo que ha pasado allí en estos días?

Él les preguntó:

- ¿Qué ha pasado?

Le dijeron:

- Lo de Jesús de Nazaret, que era un profeta poderoso en hechos y en palabras delante de Dios y de todo el pueblo; y cómo los jefes de los sacerdotes y nuestras autoridades lo entregaron para que lo condenaran a muerte y lo crucificaran. Nosotros teníamos la esperanza de que él sería el que había de libertar a la nación de Israel. Pero ya hace tres días que pasó todo eso. Aunque algunas de las mujeres que están con nosotros nos han asustado, pues fueron de madrugada al sepulcro, y como no encontraron el cuerpo, volvieron a casa. Y cuentan que unos ángeles se les han aparecido y les han dicho que Jesús vive. Algunos de nuestros compañeros fueron después al sepulcro y lo encontraron tal como las mujeres habían dicho, pero a Jesús no lo vieron.

Entonces Jesús les dijo:

- ¡Qué faltos de comprensión son ustedes y qué lentos para creer todo lo que dijeron los profetas! ¿Acaso no tenía que sufrir el Mesías estas cosas antes de ser glorificado?

Luego se puso a explicarles todos los pasajes de las Escrituras que hablaban de él, comenzando por los libros de Moisés y siguiendo por todos los libros de los profetas.

Al llegar al pueblo adonde se dirigían, Jesús hizo como que iba a seguir adelante. Pero ellos lo obligaron a quedarse, diciendo:

- con nosotros, porque ya es tarde. Se está haciendo de noche.

Jesús entró, pues, para quedarse con ellos. Cuando ya estaban sentados a la mesa, tomó en sus manos el pan, y habiendo dado gracias a Dios, lo partió y se lo dio. En ese momento se les abrieron los ojos y reconocieron a Jesús; pero él desapareció. Y se dijeron el uno al otro:

- ¿No es verdad que el corazón nos ardía en el pecho cuando nos venía hablando por el camino y nos explicaba las Escrituras?

Sin esperar más, se pusieron en camino y volvieron a Jerusalén, donde encontraron reunidos a los once apóstoles y a sus compañeros, que les dijeron:

- De veras ha resucitado el Señor, y se le ha aparecido a Simón.

Entonces ellos dos les contaron lo que les había pasado en el camino, y cómo reconocieron a Jesús cuando partió el pan.

Estaban todavía hablando de estas cosas, cuando Jesús se puso en medio de ellos y los saludó diciendo:

- Paz a ustedes.

Ellos se asustaron mucho, pensando que estaban viendo un espíritu. Pero Jesús les dijo:

- ¿Por qué están asustados? ¿Por qué tienen esas dudas en su corazón? Miren mis manos y mis pies. Soy yo mismo. Tóquenme y vean: un espíritu no tiene carne ni huesos, como ustedes ven que tengo yo.

Al decirles esto, les enseñó las manos y los pies. Pero como ellos no acababan de creerlo, a causa de la alegría y el asombro que sentían, Jesús les preguntó:

- ¿Tienen aquí algo que comer?

Le dieron un pedazo de pescado asado, y él lo aceptó y lo comió en su presencia. Luego les dijo:

- Lo que me ha pasado es aquello que les anuncié cuando estaba todavía con ustedes: que había de cumplirse todo lo que está escrito de mí en la ley de Moisés, en los libros de los profetas y en los salmos.

Entonces hizo que entendieran las Escrituras, y les dijo:

- Está escrito que el Mesías tenía que morir, y resucitar al tercer día, y que en su nombre se anunciará a todas las naciones que se vuelvan a Dios, para que él les perdone sus pecados. Comenzando desde Jerusalén, ustedes deben dar testimonio de estas cosas. Y yo enviaré sobre ustedes lo que mi Padre prometió. Pero ustedes quédense aquí, en la ciudad de Jerusalén, hasta que reciban el poder que viene del cielo.

Luego Jesús los llevó fuera de la ciudad, hasta Betania, y alzando las manos los bendijo. Y mientras los bendecía, se apartó de ellos y fue llevado al cielo. Ellos, después de adorarlo, volvieron a Jerusalén muy contentos. Y estaban siempre en el templo, alabando a Dios.

En este relato no caben los cuarenta días mencionados en Hechos, de la misma manera que en el resto de evangelios, los cuales preceden históricamente a Hechos. Aquí podemos ver otro ejemplo de desarrollo paulatino de la doctrina cristiana.



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5 comentarios:

  1. Hola:

    Curioso lo de los 40 días. Cómo el tiempo en que Jesús estuvo en el desierto, de acuerdo al evangelio. Es un número de tendencia en la Biblia.

    Tengo entendido que el 4 simboliza la naturaleza, el mundo físico, el 0 el tiempo que pasamos en el, con las pruebas que conlleva y los desafíos implícitos.

    Entonces es un simbolismo por un lado, de como Jesús preparó a sus seguidores, incentivándolos en difundir sus enseñanzas, a pesar de las dificultades que experimentarían, el rechazo y la violencia. El mensaje de la piedad y la bondad presentes entre nosotros, tanto que se ha repetido así como no es practicado, con toda la parafernalia sobrenatural, claro está.

    Como tiempo real, es un gran hueco, además de los 4 evangelios, se ha recurrido a los apócrifos e incluso del sudario, para tratar de rellenarlo, éste último ya demostrado como falso, sólo que no sabemos cómo se hizo exactamente.

    Saludos.

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  2. Sí, esa es la interpretación principal entre los estudiosos, que se trate de una cifra simbólica. Lo cual refuerza la idea de que no es histórica, sino un relato desarrollado con elementos que tengan sentido para los seguidores.

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  3. Definitivamente el libro de "Hechos" de los apóstoles es un escrito de propaganda cristiana avanzada. En él, la relación entre Pablo y los discípulos "reales" de Jesús es descrita como buena, positiva, y las diferencias teológicas entre ellos acababan con paz y armonía. Basta leer las epístolas paulinas para notar que esto no era así y Pablo se refería a los apóstoles de manera despectiva: "los de la circunsición", porque estos eran judaizantes mientras Pablo no.

    En Hechos 1:18 también está la infame contradicción de la muerte de Judas, una versión aumentada y gráfica de la muerte del traidor que según Mateo arrojó las monedas y fue a ahorcarse. Para Hechos-Lucas, Judas compró un campo con la plata, se cayó y se le salieron las entrañas.

    Como explica este post, Jesús resucitado quedó por 40 días y aprovecha la ocasión para justificar lo ocurrido citando parte de Isaías 53 -el canto del siervo sufriente, que NO mesías - con pasajes inexistentes del Tanaj - que el mesías debía resucitar al tercer día. Esto no se encuentra en ninguna parte del llamado Antiguo Testamento.

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  4. ¿En serio? Me quedé esperando la contradicción, pero no la hallé. Dejen la flojera y lean. El relato de Emaús es una de las apariciones de Jesús durante el período de 40 días en que estuvo mostrándose. Pablo afirma también parte de estas apariciones en 1Corintios 15. Lucas nunca dijo que la única aparición de Jesús fuera en Emaús. Sólo muestra cosas aisladas.

    Pensé encontrar alguna discrepancia en los relatos, alguna supuesta contradicción. Veo que no.

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  5. No vas a encontrar nada contradictorio si buscas con criterios fideístas.

    Es probable que tampoco encuentres contradicción en el relato del nacimiento (al inicio del segundo capítulo de Lucas) respecto al nacimiento de Mateo:

    Lucas: "Este primer censo tuvo lugar cuando Quirino gobernaba la Siria".

    Mientras Mateo asegura que Herodes ordenó la matanza de los niños.

    Pues bien, sabemos que Herodes y Quirino no pudieron coincidir, pues el primero murió doce años antes del inicio del gobierno del segundo.

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